jueves, 19 de enero de 2012

HISTORIAS DE PERGAMINO

Aquí tenéis una muestra de uno de los relatos que ha participado en la actividad HISTORIAS DE PERGAMINO. Pertenece a la alumna Rosario Cives Losada de 1º de secundaria. En la biblioteca encontraréis otros muchos relatos igual de interesantes, los podéis leer y dar vuestra opinión.

UN SUEÑO CUMPLIDO
Un viento cálido recorrió las llanuras agitando los rebeldes pastizales, confirmando así la llegada del verano.
Los pájaros se alzaban al cielo, imponentes y orgullosos de sus acrobacias aéreas; Rebecca los observaba embelesada, siempre le habían gustado las aves, sobre todo su capacidad de volar. Su deseo más preciado siempre había sido surcar el cielo y rozar las nubes con la punta de sus dedos, o simplemente soñar con ello.
“Una aventura”, pensó Rebecca, eso es lo que necesito. Se le iluminaron los ojos...sobrevolar Herradura, su querido pueblo, habría sido una verdadera osadía. Rebecca vivía con su madre Amelia, una mujer agradable de ojos color canela y melena rubia, también con su padre Sebastián, un hombre amable con el cabello color carbón y los ojos azules como el mar.
Como cada año, Amelia y Sebastián habían dispuesto una gran sorpresa para el cumpleaños de su hija. En su opinión, era una fecha muy importante, un periodo de crecimiento y maduración en el que las personas tienen nuevas experiencias, y saben distinguir en quién confiar.
Los padres de Rebecca la habían enviado a las cuadras, aunque ella había preferido montar a Trueno, su precioso caballo, mientras observaba a esas maravillosas criaturas.
Al cabo de un rato, sus padres salieron de la casa y al verla con Trueno se dirigieron hacia allí. Amelia iba andando a gran velocidad con su deslumbrante sonrisa, mientras que Sebastián caminaba lentamente intentando contener a su esposa. Al llegar, los dos se cogieron de las manos y miraron a Rebecca con un brillo especial en los ojos al anunciarle:
- Querida hija, en este día tan especial, tu cumpleaños – explicó Sebastián.
- Queremos que tengas un recuerdo feliz, y que siempre que pienses en este día te acuerdes de tus padres, que tanto te quieren – dijo Amelia.
Los dos la llevaron a una explanada con un paisaje precioso. Amelia y Sebastián le mostraron un globo aerostático, que se hallaba junto a una sencilla cabaña, y Rebecca los siguió.
Todos juntos subieron a aquel maravilloso globo, y Rebecca como en un sueño rozó con la punta de sus dedos las nubes rosadas del atardecer. Sonriendo los abrazó y les agradeció la manera con la que le demostraban su cariño.
Rosario Cives Losada
1º B de Secundaria

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